Los años, caro amico, como dices,
enseñan y hacen viejo, dos por uno,
y en el momento más inoportuno
te emborronan la piel con cicatricesA eso me refiero, a que es ahora,
cuando hay que atar la musa a nuestro lado,
para evitarle penas al teclado
que huérfano de dedos gime y llora.
El caso es que elegir lo que se oferta,
sin ver al otro lado de la puerta,
es buscarse un destino burdo y zafio.
Lo suyo es enfrentarse a la miseria,
que te pinta la vida dura y seria.
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