¿Y cómo va a latir un corazón
vestido, como el tuyo, de esmeraldas?
Desnúdalo si quieres ver tus faldas
perlando el suelo de mi habitación.
Yo esquivo cada golpe de talón
y vivo amando libre a tus espaldas,
tú, presa en un palacio de guirnaldas,
jamás entenderás esta pasión.
Tus lágrimas espejan maniquíes
que por pezones tienen dos rubíes,
y en vez de piel canela, porcelana.
Lo siento, quiero un beso verdadero,
no damas que cabalguen con sombrero,
no busco reina, quiero cortesana.
Modo de Empleo
Este blog no se lee de arriba a abajo,
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.
Así, primero clica en "etiquetas"
y tendrás las epístolas juntitas.
¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.
Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.
El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.
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¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.
Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.
El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.
jueves, 16 de diciembre de 2010
Esta es mi historia
Amigo, yo en las artes amatorias,
en usos y costumbres pasionales
también prefiero pálpitos reales,
real de realeza: esta es mi historia.
Mi cortesana siempre fue princesa,
ya sé que suena cursi, pero miento
si digo lo contrario a lo que siento:
tras doce años viene y me embelesa.
Y ahora para colmo, la muchacha,
que deshace mi cama, me despeina,
me abraza, me consuela y me cobija
su título se arranca, va y lo tacha,
y se viste por dentro como reina,
porque ahora la princesa es nuestra hija.
en usos y costumbres pasionales
también prefiero pálpitos reales,
real de realeza: esta es mi historia.
Mi cortesana siempre fue princesa,
ya sé que suena cursi, pero miento
si digo lo contrario a lo que siento:
tras doce años viene y me embelesa.
Y ahora para colmo, la muchacha,
que deshace mi cama, me despeina,
me abraza, me consuela y me cobija
su título se arranca, va y lo tacha,
y se viste por dentro como reina,
porque ahora la princesa es nuestra hija.
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