Modo de Empleo

Este blog no se lee de arriba a abajo,
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.

Así, primero clica en "etiquetas"
y tendrás las epístolas juntitas.
¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.

Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.

El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.

domingo, 10 de julio de 2011

Sutil escalofrío

Llenando estos papeles por encargo
reí, lloré, conté algunas mentiras,
el nexo entre Valencia y Algeciras
me arranca nuevamente del letargo.

Admito en esta carta, sin embargo,
que el eco que me aturde y que conspira,
sus dardos de quietud certero tira
dejándome un silencio duro y largo.

Tal vez haya perdido una batalla,
pero regreso con fuerza renovada,
no ganará la guerra este vacío.

Igual que el mar regresa hasta la playa
mi voz regresa sin temor a nada,
dejándome un sutil escalofrío.

Volver

Si cuentas cada guerra bien ganada,
tal vez esa derrota ya no duela,
pues vuelves, pluma en ristre y alma en vela,
a hacerle aún otras muescas a tu espada.

Volver es la elección más arriesgada,
mas la única que existe en nuestra escuela
de simples juntaletras sin esquela
de locos avalistas de la Nada.

El suave escalofrío que se siente,
tan dulce y especial para la mente,
bien vale tanto esfuerzo y tantas horas.

sigamos dando todo en esta guerra,
tan solo por saber en dónde encierra
el mundo a nuestras musas seductoras.

Ya me tiemblan las rodillas

La Musa sigue con la impertinencia
de ser como el Guadiana, escurridiza,
No entiendo la verdad esa enfermiza
manera de adorar la intermitencia.

El verbo sufre tales contingencias
de idas y venidas que aterriza
y a modo de epitafio da con tiza
su rúbrica a la piel de la paciencia.

El caso es que este ritmo sincopado
de ausencias y  papel inmaculado.
me enerva pero en fin, me da vidilla

No negaré que el vértigo es más fuerte
conforme va acercándose la muerte...
¡Ay, Musa... ya me tiemblan las rodillas!