Modo de Empleo

Este blog no se lee de arriba a abajo,
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.

Así, primero clica en "etiquetas"
y tendrás las epístolas juntitas.
¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.

Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.

El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.

sábado, 2 de abril de 2011

Llámame optimista

El eco del silencio que retumba
allí donde mis dedos no hacen mella
me deja en la mirada grises huellas,
así mis cuchitriles se derrumban.

Si buscas leerás sobre mi tumba,
metáforas, clichés, prosopopeyas,
poemas y canciones que se estrellan
en este gris silencio que ahora zumba.

En fin, que la belleza siempre es breve,
y las heridas aunque sean leves
te dejan indeciso y pensativo.

De tanto caminar por el desierto,
ya ves, he terminado medio muerto,
o, llámame optimista, medio vivo.

Sigo vivo

Perdido en el desierto y sin salir,
haciendo del silencio una oración,
el grito de batalla, la canción
que arenga nuestras ganas de latir.

Si la Nada se vuelve a repetir
de punta a punta de la creación
y roba cada verso algún ladrón
del árido desierto del vivir

Nos queda solamente en el camino
las ganas de llamarle pan al vino
y un grito en la garganta, un revulsivo.

Por eso predicar en el desierto
es dar muerte a las ganas de estar muerto
y dar más fuerza al grito "¡Sigo vivo!"

En tu soneto habita

No hay en el desierto poesía,
La Nada se maneja con destreza,
deja el silencio sólo la corteza,
la sombra de una duda seca y fría.
Cuánto silencio hubo en estos días,
cuánta desolación, cuánta tristeza,
pero has vuelto y contigo la belleza, 
has vuelto y de tu mano la alegría.

Tal vez me lo tenía merecido
el frío de la noche me ha servido
para darle valor a este dueto.

En fin, has vuelto y a escribir me pongo,
que no vuelva a romperse este diptongo,
en tu soneto habita mi soneto.





Teniendo tu soneto

La noche me encerró en un calabozo
del más negro silencio conocido,
también este lunático ha sufrido
las hieles de callarse su sollozo.

Mas otra vez he vuelto a huir del pozo
en alas de tu verso entretejido
después de mucho tiempo he conseguido
unir un par de líneas trozo a trozo.

Que no vuelva a pillarnos la afonía,
sigamos escapando de la fría
tristeza de no hallarnos la palabra.

Teniendo tu soneto sigo en pie,
sin musas, sin secretos, sin porqué,
me basta con leer y ¡Abracadabra!