Modo de Empleo

Este blog no se lee de arriba a abajo,
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.

Así, primero clica en "etiquetas"
y tendrás las epístolas juntitas.
¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.

Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.

El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Reina de tréboles

Cansada de pedirle hasta a la luna
un beso que pudiera enloquecerte,
la noche te invitó a probar la suerte
de creerte ser más guapa que ninguna.

Quisiste navegar por mi laguna
creyendo muerta la ley del más fuerte,
lo admito, yo también fingí su muerte,
da las gracias a la Diosa Fortuna.

Fue cosa del azar, pinche destino,
las piedras de la vera del camino
También tienen derecho a la ternura.

El trébol que escondí bajo mi manga
hacía juego con los de tu tanga,
por fin nos sonreía la ventura.

¡Ay! reina de los tréboles comunes,

Veo a tu reina llena de congoja,
lustrándose la piel con tu memoria,
la noche da pie siempre a estas historias
y el día es quien las flores va y deshoja.

Silencio le brindó la margarita
que trémula arrancó de tu laguna,
ayer le dió tu nombre a la Fortuna,
ahora se encomienda a Santa Rita.

¡Ay! reina de los tréboles comunes,
¿cuánto dolor camina por tu pecho,
y la cuarta de tus hojas pisotea?

Hoy tienes al dolor el alma inmune,
será que el Rey tambien tiene derecho
a disfrutar bailando con la fea.

Las hijas del azar

Las hijas del azar, las oportunas,
son siempre mucho más que bienvenidas,
las que hacen que te olvides las heridas
que en el corazón te infligen algunas.

Son las que mejor caen en mis lagunas,
las damas del amor sin despedidas
Las que cuando te besan, tú te olvidas,
incluso la razón de sus vacunas.

Son las peores novias que consigas
pero ellas son las mejores amigas,
Las quiero a todas, pero a su manera.

No son ni las más guapas o decentes,
ni las más dulces o inteligentes,
mas son más necesarias que cualquiera.

no tuve el corazón lleno de acacias

No sé si por destino o por qué causa,
jamás viví la historia que me pintas,
mi vida en el amor se hizo distinta
me cautivó sin prisas y sin pausa.

Jamás necesité de los ungüentos
que curan raudos las cardiopatías.
Me late ahora igual que aquel buen día,
tu día llegará, manténte atento.

No sé si por mi suerte o su desgracia,
no tuve el corazón lleno de acacias
buscando clavos y extrayendo espinas.

Mi corazón jamás buscó enfermera,
él eligió muy bien y a la primera,
No todo lo que empieza se termina.