Modo de Empleo

Este blog no se lee de arriba a abajo,
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.

Así, primero clica en "etiquetas"
y tendrás las epístolas juntitas.
¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.

Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.

El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.

martes, 27 de septiembre de 2011

Nostalgias

Las lunas que bordamos de chiquillos,
las fotos que he guardado en los arcones,
los viernes del color de las cacniones,
el tono de los lunes amarillos,

el eco de la alarma en los pasillos,
el libro de francés con corazones,
las cartas en papel de los aviones,
los sueños que escondía en los bolsillos,

el bólido reloj del mediodía,
el brillo de un cristal en la pizarra
copiando tu apellido junto al mío,

jardines a la orilla de la vía,
eterna como cuerdas de guitarra,
los besos aprendidos contra el frío.

Doce Mantas

La arena en los zapatos, los vaivenes
de la Peugeot y el Panda, los pinchazos,
la espalda de tu casa, los abrazos,
"Graná", los autobuses y los trenes.

Hostal Nevot, la ciento diecisiete,
los besos en la noche del secuestro,
pasar del tuyo y mío al dulce nuestro...
(Terror), que la distancia no lo agriete.

El Mus en la Tertulia, Cantarranas,
la nieve, diez mil besos, doce mantas,
Carlos Tarque cansado de cantar.

El parque de las ciencias, Sierra Arana,
un Only you aferrado a la garganta,
hay tantas cosas para recordar...

Con las fotos en la mano

Los juegos falomir y el de la oca,
el fútbol, escondite, pilla-pilla,
los médicos, chiquillo con chiquilla,
volvamos a jugar porque nos toca...

batallan los alpino y los carioca...
recuerdos de una lágrima amarilla
que cruza, triste y suave, la mejilla,
bajando desde el ojo hasta la boca.

Los tiempos que han pasado no regresan,
no obstante con las fotos en la mano
me dio por recordar lo que viví.

Los años cuando llegan, ya nos pesan,
no obstante con las fotos de verano
me dio por recordar y sonreí

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Entre mis canas

El tiempo está atrapado entre mis canas,
de blanco viste hoy mi calendario.
Ayer no existe en mi vocabulario
no existe ni el pasado ni el mañana,

El tiempo, ese enemigo sanguinario,
dispara horas, días y semanas,
el tiempo amarillea en la ventana
ajando mi castillo imaginario.

El tiempo en fin es eso que nos pasa,
y moja nuestra piel hasta arrugarla,
y no sabe de treguas, ni armisticios.

El tiempo es un reloj que nunca atrasa,
y el tiempo que he invertido en esta charla
se fue... ¿qué te parece el sacrificio?

El tiempo...

El tiempo, ese enemigo que da voces,
perdido en el vaivén del día a día,
canción mitad de blues y de alegría
que amansa hasta las fieras más feroces.

El tiempo hace guarida entre los roces
de mi copa de ron medio vacía
y escribe con fatal caligrafía
un verso de un autor que desconoces.

El tiempo, aunque no existe, es necesario,
compinche del reloj y el calendario,
rival del calendario y el reloj.

El tiempo es enemigo y aliado,
al tiempo cariñoso y despiadado,
y así queda grabado en este blog.

Al fondo del camión

Si descarrila el tren sobre la arena
y el viento arrastra todo, hasta la sombra,
no busques en la voz que no te nombra,
la libre absolución, ni la condena.

El tiempo nunca supo de alianzas,
a todos nos aplasta con su ley,
Y oculta su retrato Dorian Gray
al fondo del camión de la mudanza.

No des cuerda al reloj, no es necesario,
no cambies cada año el calendario,
Jamás engañaras al ojo experto.

El tiempo no detiene su andadura
el tiempo espía por la cerradura
y no te dejará hasta que hayas muerto.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Juegos malabares

El caso es que no sé por dónde ando,
el caso es que cerré mis alamares,
el caso es que rodé por otros bares
y tengo el corazón pachucho y blando.

Verás el caso es que de cuando en cuando

me gusta regresar por estos lares,
regodearme en juegos malabares
uniendo versos, letras y rimando.

Y mira tú por dónde, el tratamiento

funciona al cien por cien, bendita suerte,
No hay mal que no me espanten unas letras.

Y me hago fuerte frente al desaliento,

y frente a la tormenta me hago fuerte,
y no hiere el dolor ni me penetra.

Tienes razón

Lo bueno de rimar es que te olvidas
de todo sin razón y sin motivo,
lo malo es que rimar es adictivo,
lo bueno es que el Volver deja salidas.

Es cierto que escribimos por caidas,
por náuseas, por encargo... el incentivo
es el exorcizarnos lo nocivo
y darle la puntilla a las heridas.

Volver hacia la línea del principio,
y andar dando salida a tanto ripio
te encostra y te protege el corazón,

por eso tras el verso y tras la letra
no nos hiere el dolor ni nos penetra,
de nuevo, amigo fiel, tienes razón.

La noche acaba

La noche que el dolor está al asedio
y busca con sus garras carne fresca,
La noche que la sombra más grotesca
se cierne sobre el cuerpo sin remedio.

La noche conquistada por el tedio
que viene en su quietud armando gresca,
la noche en que una pena gigantesca,
traspasa las neuronas por el medio,

da paso a un alba, cuando se termina,
que contra la negrura se amotina
y acaba con la sombra y se hace escudo.

La noche que al silencio te condena
se acaba si la rima sale buena
y firmas un soneto cojonudo.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Vuelvo a las andadas

Sin versos tras fallar en mi alegato,
culpable de este "sálvese quien pueda",
le tuve que dar vuelta a la moneda
de dos caras con que me paga Erato.

Regreso de jugar al literato
que busca en la penúltima vereda,
el íntimo lenguaje de la seda,
con Sade, Miller, Tasso, Mazzucato...

Despierto de ese sueño tan freudiano,
con un verso al reverso de mi mano
soñando con que rime en consonante.

Y vuelvo a las andadas engorrosas
de dar lumbre a las musas caprichosas,
regreso al postrer círculo de Dante.

Welcome

Welcome querido amigo a la pelea
eterna del rimar inutilmente,
volvamos por la senda impertinente
del ripio que las lágrimas orea.

Si notas que el bolsillo ya renquea,
y puebla hoy la sombra nuestra frente,
las dentelladas secas y calientes
avivan la pasión por donde sea.

Toma mi mano, amigo, en esta lucha,
no temas al dolor que nada puede
si firmas verso a verso tus derrotas.

Y no te guardes nada... ¡Desembucha!
ya sabes, cuando falto, no es adrede,
ya ha vuelto a tu tejado la pelota.

No pude

No pude soportar el duro juego
de andar con carambolas caprichosas
a dos bandas con versos y con prosas,
y tuve que elegir, vanidad o ego.

Después del veintitrés apagué el fuego,
volviendo al campo oscuro de las rosas
dejando atrás las líneas lujuriosas
de nuevo entre las rimas yo me entrego.

Quizás mañana vuelvan a acecharme
las íntimas historias de la seda
y tenga que aparcar al gran Sabina.

Mas mientras llegue el tiempo del desarme
yo seguiré rimando mientras pueda
dejándome la sangre en cada línea.

Las letras engorrosas


El verbo que se imprime en estos pagos
tiene la misma magia por aquellos,
qué manantial de senos y de cuellos
de sexo sin control y sin halagos.

Las balas que disparas sin amagos
disfrutan tus paisajes, tus destellos,
se enquistan, permanecen con tu sello,
conjuran de la piel los sueños vagos.

En fin... cuando las letras engorrosas
se vuelcan consagrándose a la prosa,
no escuchan, te han ganado la batalla.

Ahora que conozco tu escondrijo
tu ausencia no se vuelve un acertijo,
ya sé por dónde hablas cuando callas.

Siempre estoy

Habito en un rincón de lo intangible,
perdido entre el reloj y el calendario
rival del mapamundi planetario,
perdido en la ilusión de lo legible.

mas soy fácil de hallar, soy accesible,
no callo a menos que sea necesario,
si sigues mi voz sin ritmo ni horario
me puedes encontrar, soy bien visible.

Así, desde este mar en el que abrevo,
te mando los poemas que te debo,
si las musas me dejan folio y modos.

Si no llega mi voz hasta tu estadio,
modula la frecuencia de tu radio,
que siempre estoy hablando por los codos.

Que tu silencio es ruido

El caso es que la radio a veces falla,
y claro sin las ondas vivo ciego,
no se libró batalla donde el fuego
no fuera el corazón de la batalla.


Cuando te callas para hablarme luego
me pongo la coraza antimetralla,
lo malo es cuando entrego la medalla
y calla la razón y luego el ego.


¿Entiendes ya que tu silencio es ruido?
que no es que tú no hables... es mi oído
que estuvo enfermo y con el alma mustia.


Ahora que volví, tu verborrea,
me calma, me sosiega, me recrea,
y arranca de mi piel cualquier angustia.