No me digas que no, porque ya es tarde,
nada puedes hacer contra mis males
con estos arrebatos animales
con este corazón ciego que arde.
No me digas que no, que me apuntillas,
que me borras del todo la sonrisa
me sumerges en lodo, que me pisas
el pecho cual si fuera una colilla.
Amortigua mi ímpetu salvaje,
que llevo tan cargado el equipaje,
que no me cabe ya ningún pretexto.
No me digas que no, te necesito
no dejes mi calor seco y marchito.
y mudo el postrer verso de este texto.