En fin, que somos hombres, claudicamos,
a los aromas dulces de las damas,
la musa es la que enciende nuestra llama,
no importa que nos hiera si la amamos.
Entiendo tu postura yo aquí sigo,
besándole las manos a mi Luna,
La musa que me inspira y por fortuna,
desde hace doce años va conmigo.
Hay musas criminales, no lo niego,
que arañan y apuñalan por la espalda,
musas que están en contra del desarme.
La malas musas corrompen el ego,
la mía me acogió bajo su falda…
y no ha dejado nunca de inspirarme.
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