Esta cura de sueños desvelados
esta boda sin jueces ni testigos
esta mano derecha de tu ombligo
este arroz sin espina ni pescado.
Este libro de manta y carretera,
esta casa que rueda a nuestra espalda,
esta mano subiendo por tu falda,
este faro sin norte ni bandera.
Este asalto en el último peaje,
esta playa, esta torre derruida
este horizonte agitando su pay-pay.
Esta etapa del próximo viaje,
esta lección que ya llevo sabida:
La Boca del Infierno está en Cascais.
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