Las letras que escribimos son las mismas
que escribieron los mártires del tedio.
Palabras mancilladas sin remedio
por gordos dictadores sin carisma.
Y yo, que nunca fui contestatario,
que vivo en esta inercia acomodado,
me he visto en estos versos reflejado
igual que un líder revolucionario.
Caronte no es Hernández, ni yo soy
el Lorca que precisa el día de hoy.
No nos parió Granada ni Orihuela.
Y aunque luchamos con el mismo hierro,
no sufrimos las balas ni el encierro...
Joder... pues démosle donde les duela.
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