Si intentas alcanzar mayores
cotas
y al fin tu intento resulta
fallido,
no dejes vislumbrar que te has
rendido,
por ese hueco pasa la derrota.
Así mientras tus frías manos
frotas
pensando cómo te alcanzó el
olvido,
verás que tu cadáver te ha
vencido
y al fin la muerte te quitó las
botas.
Entonces, en la muerte, en ese
instante
serás tan sólo aquello que poseas,
procura no esperarla de vacío.
Ha de llegar el día, pero antes
debes creer en ti, y cuando
creas,
serás eterno y grande, amigo mío.
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