Lo admito muchas veces me
atraganto
con una miga y me derrota todo,
por suerte, pude comprender el
modo
de huir de tanta pena y tanto
espanto.
Tu mano tomo, amigo, y me levanto
y asomo la cabeza sobre el lodo,
te tengo junto a mi, codo con
codo,
ganando la partida, el set y el
tanto.
Café, conversación, Sabina en
vena,
un verso en una estrofa acomodado
que borre cada lágrima que
pierdo.
Lo cierto es que en las malas y en
las buenas
hablar aquí contigo ha resultado
ser la mejor terapia para el
cuerdo.
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