El viento nunca sabe lo que quiere,
el mar siempre es cambiante y siempre esquivo,
el viento no precisa un buen motivo,
pero hay veces que entona un miserere.
Al mar tanto despecho al fin le hiere,
el viento jamás firma lo que escribo,
el mar, no obstante, abraza que está vivo,
pues por mucho que duela, el mar no muere.
El viento deja al cierzo en la estacada,
y embiste al buen jaloque en la frontera
queriéndose escapar por el gregal,
El mar es la paciencia reencarnada,
pues sabe que al amor, si se le espera,
acaba por volver a su canal.
Modo de Empleo
Este blog no se lee de arriba a abajo,
No estás leyendo versos, sino cartas,
Stewart o Caronte, quien reparta
que ponga la etiqueta a su trabajo.
Así, primero clica en "etiquetas"
y tendrás las epístolas juntitas.
¿leer de carrerilla? ¡quita, quita!
un lío, un error craso, una puñeta.
Ya ves, este es un blog con instucciones
de uso, síguelas, no es tan complejo,
tampoco hay que agitar antes de usar.
El tema es divertirse, ¡qué cojones!
si pasas y al salir estás perplejo,
ya sabes, tu deber es opinar.
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